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DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO -B-

DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO -B-

¿QUIÉN ES ESTE? HASTA EL VIENTO Y LAS AGUAS LE OBEDECEN.

 

CITAS BÍBLICAS: Jb 38, 1.8-11 * 2Cor 5, 14-17 * Mc 4, 35-40

La palabra que este domingo nos ofrece la Iglesia corresponde al domingo XII del tiempo ordinario. Como estamos celebrando el ciclo B, pertenece al evangelio según san Marcos. Es un evangelio corto, pero con importantes aplicaciones a nuestra vida de fe.

El Señor Jesús está con sus discípulos y les dice: «Vamos a la otra orilla». Dejando a la gente, se lo llevan en barca, mientras otras barcas los acompañan. De momento se levanta un fuerte huracán de manera que las olas casi anegan la barca. El Señor Jesús duerme sobre un cabezal. Los discípulos, asustados, lo despiertan diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?» Puesto en pie, el Señor, increpa al viento y dice al lago: «¡Silencio, cállate!». El viento cesa y sobreviene una gran calma. El Señor Jesús dirigiéndose a sus discípulos les dice: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?» Ellos, espantados se preguntan: «Pero ¿quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»

Para nosotros es muy importante la invitación del Señor a pasar a la otra orilla. El Señor nos conoce y sabe la tendencia que tenemos todos a aposentarnos, a sentarnos, a considerar esta vida como una situación definitiva. No hemos de olvidar que los cristianos vivimos en este mundo, pero no pertenecemos a este mundo. Somos ciudadanos del cielo, que caminamos durante nuestra vida hacia nuestra patria definitiva, hacia el cielo. Es necesario, pues, ponernos decididamente en camino hacia la otra orilla. Para eso nos creó el Señor.

Otro detalle importante a tener en cuenta es que, en ese viaje, la barca en la que navegamos es la Iglesia. Es abordo de ella como esperamos llegar a buen puerto. Es cierto que, en la travesía hacia la otra orilla, hacia el cielo, suelen ser frecuentes las tormentas, las dificultades de todo tipo: enfermedades, problemas económicos, vicios secretos que nos dominan, problemas familiares y en el trabajo… que muchas veces amenazan con hundir la barca. Sin embargo, como en este evangelio, en la barca, va con toda seguridad el Señor Jesús. Cierto que, con frecuencia, parece que va dormido, pero sólo es en apariencia. Lo hace para forzarnos, como a los discípulos, a gritarle, a pedirle ayuda. Los discípulos desconocían quién era de verdad el Maestro. Nosotros sabemos que es el Señor, el Kyrios, que camina junto a nosotros en la travesía de la vida, y que siempre está dispuesto a ayudarnos si nosotros lo invocamos.

Hemos de agradecer de corazón el detalle que tiene el Señor con nosotros, porque al conocer de antemano las dificultades que cada uno encontrará en su vida, no nos abandona a nuestra suerte, sino que está alerta para ser nuestro ayudador.

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