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DOMINGO VI DE PASCUA -A-

DOMINGO VI DE PASCUA -A-

«NO OS DEJARÉ DESAMPARADOS, VOLVERÉ»

 

DOMINGO VI DE PASCUA -A-

CITAS BÍBLICAS: Hch 8, 5-8.14-17 * 1Pe 3, 15-18 * Jn 14, 15-21

Continuamos hoy con el Discurso de las Despedidas del evangelio de san Juan. El Señor Jesús, que conoce la debilidad de aquellos a los que ha elegido, y ante el hecho ya inminente de su partida, les hace una gran promesa: «Yo pediré al Padre que os dé otro Defensor que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la Verdad. El mundo no puede recibirlo porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis porque vive con vosotros y está con vosotros». Anuncia, pues, el envío del Espíritu Santo, que será el encargado de abrirles las mentes y dar testimonio en su interior, de todo lo que él les ha mostrado, dándoles la certeza de su continua presencia en medio de ellos.

La inquietud de los discípulos al considerar la marcha del Maestro, es lógica, y rompe por completo el esquema que ellos se han trazado con respecto a la misión del Señor Jesús en el mundo. Ellos esperan un liberador, un salvador que restaure la hegemonía del pueblo. No acaban de entender que esa liberación, esa salvación, está referida principalmente al pecado. No es la esclavitud física o el dominio que los romanos ejercen sobre los israelitas, agobiados por los impuestos, lo que los hace infelices. Es el pecado y su fruto que es la muerte, lo que de verdad amarga al hombre y lo esclaviza.

El Señor Jesús, que ama intensamente a sus discípulos, quiere apartar de ellos toda inquietud. «No os dejaré desamparados, volveré», les dice. Y añade a continuación: «Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo».

Todo este pasaje es profundamente consolador también para nosotros, que no hemos conocido físicamente al Señor Jesús, pero que somos testigos de lo que cada día obra en nuestras vidas. Sabemos que está continuamente junto a nosotros vivo y resucitado, y que también está con nosotros el Espíritu Santo que ilumina nuestras vidas y nos defiende de las tentaciones del maligno.

Actuando en nuestro interior abre nuestros ojos dándonos discernimiento para ver la obra del Señor en nuestra vida. Algo que está vedado al mundo. Por eso también se cumplen en nosotros las palabras del Señor Jesús: «el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo».

Nosotros no podemos acceder directamente al Padre, sin embargo, nos es posible hacerlo a través de la persona del Señor Jesús que está unido al Padre. Po eso es él, el que hoy nos dice: «Yo estoy con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros».

Ahora podemos pensar nosotros, ¿cómo pagaremos al Señor todos estos mimos que nos da sin merecerlos? ¿Cómo demostrarle que lo queremos? El mismo no da la solución: «El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; al que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él».


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