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DOMINGO V DE PASCUA -A-

DOMINGO V DE PASCUA -A-

«QUIEN ME HA VISTO A MÍ HA VISTO AL PADRE»

 

CITAS BÍBLICAS: Hch 6,1-7 * 1Pe 2, 4-9 * Jn 14, 1-12

El fragmento del evangelio de este domingo está tomado de los Discursos de Despedida del evangelio de san Juan. El Señor Jesús sabe que su estancia en la tierra está llegando a su fin, y que pronto regresará junto al Padre. La inquietud de los discípulos es lógica, por eso lo primero que les dice es: «No perdáis la calma, creed en Dios y creed también en mí…  me voy a prepararos sitio». «Cuando vaya y os prepare sitio volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y a donde yo voy, ya sabéis el camino».

Tomás, que no acaba de estar demasiado de acuerdo con lo que dice el Señor, replica: «Señor, no sabemos a dónde vas. ¿cómo podemos conocer el camino?». La respuesta del Señor Jesús es rotunda: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora lo conocéis y lo habéis visto».

Ante estas palabras de Jesús, es ahora Felipe el que interviene: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». El Señor, quizá mirándolo con cariño y moviendo la cabeza, le dice: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces Felipe? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?». «Creedme, yo estoy en el Padre y el Padre en mí».

Este diálogo del Señor con sus discípulos, lo tiene hoy contigo y conmigo. En nosotros que, viendo los acontecimientos que suceden en la sociedad, y recibiendo cada día el bombardeo continuo del mundo ofreciéndonos una felicidad pasajera y barata, surgen dudas que siembran en nuestro corazón la intranquilidad. Comprobamos también, cómo aquellos que han vuelto la espalda a Dios y siguen sus apetencias viviendo según sus criterios, aparentemente prosperan y son felices. ¿Cómo es posible esto, nos preguntamos?

También a ti y a mí el Señor Jesús nos responde hoy: «No perdáis la calma, creed en Dios y creed también en mí…» No os dejéis arrastrar por esos espejismos del mundo. Todo son apariencias. La felicidad que os brinda el mundo es pasajera y falsa. Es posible que, como Tomás, también nosotros preguntemos al Señor: entonces, ¿cuál es el camino para encontrar esa felicidad y esa paz verdaderas? La respuesta no se hace esperar, y el Señor Jesús nos dice: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».

Éste es, pues, el camino seguro a seguir. El único que lleva a la verdadera felicidad, porque también a nosotros el Señor nos ha preparado un sitio y, como les dijo a sus discípulos, quiere que donde él esté, estemos también nosotros.


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