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DOMINGO XXXIV -C- SOLEMNIDAD DE CRISTO REY

DOMINGO XXXIV -C- SOLEMNIDAD DE CRISTO REY

«ÉL DEBE REINAR HASTA QUE PONGA A SUS ENEMIGOS BAJO SUS PIES»

 

CITAS BÍBLICAS: 2Sam 5, 1-3 * Col1, 12-20 * Lc 23, 35-43

San Pablo en la carta a los Efesios dice que es voluntad del Padre que «en la plenitud de los tiempos todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra». También en la primera carta a los Corintios dice que «Él debe reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. El último enemigo aniquilado será la Muerte».

La Iglesia en este domingo último del año litúrgico nos presenta, precisamente, la figura de Cristo como Rey del universo, y nos hace presente que «todo fue creado por él y para él y que todo se mantiene en él».

No podía ser de otra forma. Esta solemnidad nos hace presente que después de todo un año que ha sido figura la historia completa de toda la humanidad, y después de un tiempo de gracia en el que el Señor ha usado de paciencia y ha respetado nuestra libertad para seguirle o rechazarle, Cristo se alza como Rey y Señor de todo lo creado y se somete, como hombre, al Padre, «para que Dios sea todo en todo».

La figura de Cristo Rey nos hace presente que el Señor Jesús, es Señor de todo aquello que nos domina, nos esclaviza y nos amarga la vida. Por nuestro pecado estamos sometidos a la muerte. Somos incapaces de escapar de ella, pero es Él, el que con su resurrección nos ofrece su victoria. La muerte ya tiene poder sobre Él, ni tampoco sobre nosotros si vivimos unidos a Él.

Quizá ésta última afirmación no se acabe de entender, porque constatamos que la muerte arrebata con frecuencia de nuestro lado a familiares y amigos, ¿cómo, pues, afirmamos que para nosotros la muerte está vencida? La explicación hay que buscarla en el hecho de que existen dos clases de muerte. La muerte física, que es aquella que por nuestra condición humana todos hemos de padecer, y la  muerte del ser, la muerte de cada día. Ésta última nos hace sufrir mucho más, aunque no nos lleva al cementerio.

¿En qué consiste la muerte del ser? Es la muerte que te produce el fracaso. La situación que experimentas cuando quedas en ridículo. La situación de impotencia y rabia que sientes cuando se te hace una injusticia, sin que puedas demostrar lo contrario. La sensación que experimentas cuando públicamente se te hace un gran desprecio. El estado en que te encuentras cuando abusan de ti, cuando te persiguen injustamente o cuando te anuncian que sufres una enfermedad mortal, etc. El sufrimiento interior que produce éste tipo de muertes es tan grande, que a veces la persona que lo padece no puede soportarlo y se quita la vida.

Pues bien, El Señor Jesús es también Señor de este tipo de muertes. Si estás unido a Él, los acontecimientos que destruyen tu ser, que destruyen tu persona, no tendrán fuerza para hacerte perder la paz interior. Él será tu fortaleza, tu consuelo, tu alivio y tu descanso, en esas circunstancias en que parece que todo está perdido y que nada tiene solución.

Finalmente, Cristo es también Rey de aquello que te domina y te amarga la vida: tu carácter irascible, tus vicios: sexualidad desordenada, gula, tacañería, deseo irrefrenable de todos reconozcan tu valer, etc., y también de aquellos vicios ocultos que ya te encargas tú de que no salgan a la luz. Él está siempre junto a nosotros, y solo espera que reconozcamos nuestra impotencia y que le llamemos, para hacernos pasar por encima de aquello que nos impide ser felices. Hagamos la prueba. Pidámosle ayuda.


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