DOMINGO V DE PASCUA -C-

«AMAOS COMO YO OS HE AMADO»
CITAS BÍBLICAS: Hch 14, 21b-27 * Ap 21, 1-5a * Jn 13, 31-33a. 34-35
El evangelio que nos propone la Iglesia para este quinto domingo de Pascua nos sitúa en el Cenáculo, momentos después de haber salido Judas con la intención de llevar a cabo la entrega del Señor Jesús, a los miembros del Sanedrín. El Señor sabe de antemano todo lo que se le viene encima y desea antes de que suceda, hacer a sus discípulos una última recomendación. Él ha sido enviado al mundo para que, a través de él, los hombres conozcan al Padre. Una misión que de ahora en adelante tendrán que continuar sus discípulos. ¿Cómo? podemos preguntarnos. Dios es amor, un amor que hay que hacer visible a los hombres. ¿De qué manera la gente llegará a conocer el amor de Dios? Nos lo dice hoy el Señor Jesús: «Amaos unos a otros como yo os he amado. La señal por la que conocerán que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros».
Cada vez que entre los discípulos se dé el amor, se hará presente Dios-Padre, porque, como ya hemos dicho, Dios es amor. Por eso, lo más importante, lo único que puede poner de manifiesto la presencia de Dios, será el amor entre los hermanos. De ahí que éste sea el nuevo mandamiento que nos da el Señor Jesús, la señal de la presencia de Dios entre los hombres: el amor.
¿Qué características presenta ese amor? ¿Cómo es? Es el amor que nos ha mostrado en su vida el Señor Jesús. Es un amor que ama sin límites, que perdona sin límites, que no pone condiciones, que no exige ninguna correspondencia. Dios nos ama a fondo perdido sin esperar para amarnos a que nosotros le amemos. Él desea que nosotros le amemos porque en amarle radica nuestra felicidad plena, pero nos deja completamente libres sin hacernos ninguna coacción. El amor del Padre se hace visible en la vida del Señor Jesús, y de un modo especial en la Cruz. Desde ella, ruega al Padre excusando nuestro comportamiento y pidiendo para nosotros su perdón.
Como discípulos del Señor hemos recibido la misión de continuar haciendo presente en medio del mundo ese amor. Aunque podemos experimentar el amor de Dios de una manera individual, el Señor nos ha llamado formando comunidad para que su amor se haga visible entre los hermanos, por eso hoy, poco antes de su consumación nos da el mandamiento nuevo: «Amaos unos a otros como yo os he amado». Ese amor implica sobre todo perdón sin condiciones. Él nos amó siendo sus enemigos, no puso condiciones para amarnos y derramó sobre nosotros el Espíritu Santo para que lo que para nosotros es totalmente imposible, amar hasta la muerte, se pudiera hacer patente en medio de los que nos rodean. La salvación de los demás radica, precisamente, en que ellos descubran la presencia de Dios viendo su amor en medio de nosotros.
Podemos considerarnos dichosos porque para que podamos amarnos así, el Señor nos ha dado a conocer con anterioridad su amor. Somos, muy afortunados. Por eso, hoy nos dice: “Ves como yo te he amado, pues ahora, ve tú y haz lo mismo con tu prójimo”.
0 comentarios