PASCUA: FIESTA DE LA LIBERACIÓN
Hay varios elementos que forman parte de la Pascua. Si alguno de ellos faltara no podría darse este acontecimiento de importancia primordial, tanto en la vida del Pueblo de Israel, como en la de la Iglesia. Esclavitud, libertad, muerte, vida y Tierra Prometida, forman un todo con el acontecimiento de la Pascua.
El pueblo de Israel se halla en Egipto sometido a dura esclavitud. La vida de un hebreo carece por completo de valor. El sometimiento es tal, que hasta tienen que acatar la orden del Faraón que les obliga a matar a sus propios hijos, si al nacer son varones.
En esta situación, Dios suscita un salvador, Moisés, al que encarga la tarea de conseguir la libertad de su pueblo. Por su mano, obra el Señor grandes prodigios que no logran doblegar la voluntad del Faraón. El último y definitivo, es la muerte de todos los primogénitos de hombres y animales.
Los hebreos, en la noche de la Pascua, ven pasar al exterminador que daña a Egipto pero que respeta a Israel. Este paso de la muerte, saltando las moradas de los hebreos, constituirá lo que a partir de entonces el Pueblo de Israel celebrará como la Pascua.
Muchos más prodigios llevará a cabo el Señor, para llevar a su pueblo de la esclavitud de Egipto a la libertad a la Tierra de Promisión, durante los cuarenta años que durará el viaje. Destacamos por su relevancia el paso a pie enjuto de Israel por el Mar Rojo, mientras las tropas del Faraón quedan anegadas en las aguas formidables. Esta es, otra Pascua. Otro paso del Señor que hace pasar de la muerte a la Vida.
La Pascua celebrada por Israel, preanuncia la que celebrará el Señor Jesús en la plenitud de los tiempos. El hombre, tú y yo, desde que usando mal la libertad nos apartamos de Dios, caemos automáticamente en la esclavitud del pecado y saboreamos la muerte. Habiendo sido creados para la felicidad y la vida, experimentamos cada día el sufrimiento y la destrucción.
En esta situación, Dios suscita un Salvador: su propio Hijo, que tomando una naturaleza como la nuestra, se anonada y se hace pecado, para penetrar así en la muerte y poder destruir su poder, haciéndonos partícipes de su victoria. Hace Pascua pasando de la muerte a la vida, y en este paso, nos arrastra a todos abriéndonos las puertas del Paraíso, de la Vida Eterna.
La Pascua del Señor Jesús se realiza en cada generación. En cada generación Cristo muere y resucita en la figura del cristiano, que perdonando al enemigo y dando la vida por él, actualiza la obra redentora del Señor.
Hoy la Pascua no es sólo un recuerdo, es un acontecimiento real. Cristo sigue salvando a los hombres mostrándoles su amor y su perdón. Cada vez que tú y yo amamos y perdonamos a aquel que por el pecado, vive sometido a esclavitud y nos ofende haciéndonos daño, volvemos a hacer presente la salvación del Señor Jesús, dándole opción a pasar de la esclavitud a la libertad, de la muerte del pecado a la vida.
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