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SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA B. VIRGEN MARÍA

SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA B. VIRGEN MARÍA

«EL SEÑOR LO PUSO AL FRENTE DE SU FAMILIA»

 

Celebramos esta semana la solemnidad de san José, esposo de la Virgen María y Padre Legal del Señor Jesús.

San José es una figura indispensable  en la historia de la salvación. Dios lo eligió para llevar adelante el plan que, desde toda la eternidad, había preparado para el hombre, para ti y para mí, a fin de salvarnos del pecado y de la muerte

Queremos fijarnos hoy en los títulos que acumula una de las figuras más humildes de toda la Historia de la salvación.

 El mayor título que ostenta es el de Esposo de la Virgen María y, por tanto, padre legal del Hijo de Dios, con todos los derechos y obligaciones que la Ley reconocía al hombre, como cabeza de la familia.

El Papa Francisco dice al respecto:

 “De este hombre que se hizo cargo de la paternidad y del misterio se dice que era la sombra del Padre: la sombra de Dios Padre. Y si Jesús hombre aprendió a decir ‘papá’, ‘padre’, a su Padre que conocía como Dios, fue gracias a que lo aprendió de la vida, del testimonio de José: el hombre que custodia, el hombre que hace crecer, el hombre que lleva adelante la paternidad y el misterio, y que no toma nada para sí mismo.”

San José tiene múltiples “patronazgos”.

Destacamos los tres más importantes

 San José patrono de la Iglesia Universal.

En el concilio Vaticano I, más de 300 padres solicitaron la elevación de San José como santo patrono de la Iglesia Universal. Así como Jesucristo es el cuerpo de la Iglesia y María Madre de la Iglesia, también a San José se le ha puesto como protector de la Iglesia Universal. Fue el Papa Pío IX, en el Concilio Vaticano I, quien declaró y constituyó a San José Patrono Universal de la Iglesia el 8 de diciembre de 1870.

San José es el patrono de los Seminarios.

Hubiera sido más acorde con el sentido común que el patrón fuera, por ejemplo, un apóstol, o un santo obispo o sacerdote cuya vida y escritos estuvieran dirigidos principalmente a la formación sacerdotal. Pero no, es San José. Lo es porque toda su vida es una enseñanza para aquellos que sienten la llamada a trabajar en la mies.

 San José, patrono de la Buena Muerte.

No podía ser de otro modo. ¿Quién no desearía entregar el último aliento antes de entrar en la vida eterna como lo hizo san José, en los brazos de su hijo Jesús y junto a María su esposa?

Es, además, patrón de las familias, los padres, las mujeres embarazadas, viajeros, inmigrantes, artesanos, ingenieros y trabajadores. Es también el patrón de las Américas, Canadá, China, Croacia, México, Corea, Austria, Bélgica, Perú, Filipinas y Vietnam.

Pongamos nuestra vida bajo la protección de este gran santo que, según santa Teresa, nunca desatendió ninguna de sus súplicas.

 

 

 

 


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